FORO “CORRIENTE DE OPINIÓN CIUDADANA”
Laprida 519 – Ciudad (5500) – Mendoza – Argentina
Opinionciudadana@hotmail.com
Tel.: 54 – 0261 - 155867350
UNO NO ELIGE DONDE NACER, NI EL COLOR DE LA PIEL
Por: Roberto Chediack
En este mundo globalizado, cada tanto se reafirma con absoluta claridad que los países del tercer mundo deben entender que el libre tránsito es para capitales financieros, empresas, bienes y servicios que les interesan a las grandes potencias, pero no para las personas. Las multinacionales que explotan nuestros recursos naturales y a nuestros pueblos, hace mucho que practican este concepto de la “libertad”.
La última legislación europea con respecto a los migrantes, es sólo la legalización y profundización de las viejas prácticas, sólo que ahora con un desparpajo inconcebible usan sus inmensos recursos para salir a la cacería de asiáticos, latinoamericanos y fundamentalmente africanos, que llegan en barcazas abarrotadas huyendo del hambre, las persecuciones políticas y las guerras. Es indigno e indignante, más cuando esas “cultas” potencias prefijaron la matriz económica, social y política de continentes enteros, como África con todas las consecuencias posteriores. Claro que el flujo migratorio funciona para determinados científicos o profesionales que necesitan o jugadores de fútbol o atletas que les hagan ganar medallas olímpicas. Los “negros” que hacen goles o ganan medallas son europeos, los otros son “basura” que hay que perseguir y condenar. Los Berlusconi, los Sarkozy y los mandatarios que siembran prejuicios xenofóbicos y racistas son la peor expresión del futuro del mundo que cualquier hombre bien nacido rechaza.
Las últimas expresiones xenofóbicas de que han sido víctimas latinoamericanos de piel oscura o africanos por parte de europeos que hemos visto por televisión, han sido estimuladas desde el poder mismo, acentuando pautas culturales de intolerancia y discriminación. De todo esto se ha hablado e incluso varios mandatarios latinoamericanos han presentado fuertes protestas; pero se hace necesario reactualizar el tema para hacer retroceder a nivel universal estas legislaciones y las consecuentes manifestaciones.
Parece que Europa ha olvidado su propia historia, cuando traían esclavos a sus colonias latinoamericanas para hacer rentables sus economías o realizar el trabajo sucio o insalubre que ellos no querían realizar. Olvidan fundamentalmente sus propios éxodos cuando huían de las guerras y el hambre que azotaba su continente. Que frágil es la memoria de italianos, españoles, alemanes, franceses, polacos y tantos otros que buscaron en estas tierras abrigo para sus desventuras y lugar para formar sus familias. Las comunidades de estos inmigrantes deberían ser los primeros en reaccionar contra lo que está ocurriendo, pero guardan un extraño silencio. UNO NO ELIGE DONDE NACER, NI EL COLOR DE LA PIEL, por lo que condenar a seres humanos que solo buscan sobrevivir, es una infamia y un crimen de lesa humanidad.
En lugar de ayudar al desarrollo sustentable de todos los países afectados, para que no haga falta migrar, siguen explotándolos o creando inestabilidades políticas vendiendo armas a regímenes genocidas que convienen a sus intereses, dejando que el SIDA, el hambre o la sed sigan con el exterminio de seres humanos que son tratados como animales, cuando los que se han animalizados son ellos.
Esto no quiere decir que en nuestra América no se hallen expresiones de una cultura racista; como decir “bolita” a los bolivianos; “rotos” a los chilenos o cuando mucha gente que se precia de “culta” se refiere al Presidente Evo Morales como “indio de m…”, o el muro de la vergüenza que levanta EE.UU. en la frontera con México; o los peruanos y paraguayos explotados en la Argentina en fábricas clandestinas, por no tener papeles. Si, porque los papeles trazan la funesta línea que permite ser considerado un ser humano o un objeto desechable.
Que a Berlusconi, ese zar de la comunicación y el poder le cancelen los juicios por corrupción mientras sea el primer ministro es normal, perseguir a alguien que no está “legal” es hacer cumplir la ley. Cuanta razón tiene ese dicho: “La justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos”.
Es increíble que a esta altura de la evolución humana, el racismo y la xenofobia sean considerados una opinión diferente y no una aberración humana.
Quienes hemos vivido la situación de tener que migrar sabemos lo difícil y penoso que es dejar nuestra tierra y afectos para ser ilegales en otro país forzados por la disyuntiva de hierro que significan las persecuciones políticas o en otros casos, cuando no se tienen alternativas para sobrevivir.
La realidad es más fuerte que la ley. Espero que a esta altura de la historia, reaccionemos como seres humanos frente a la tragedia de tantos otros que no eligieron donde nacer y que se ven forzados al exilio como única forma de salvar a sus hijos. Hay que crear una política y una economía imbuida de ideales solidarios y superiores, que sirvan como alternativas para olvidar legislaciones represivas que muestran lo peor del ser humano.
Laprida 519 – Ciudad (5500) – Mendoza – Argentina
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UNO NO ELIGE DONDE NACER, NI EL COLOR DE LA PIEL
Por: Roberto Chediack
En este mundo globalizado, cada tanto se reafirma con absoluta claridad que los países del tercer mundo deben entender que el libre tránsito es para capitales financieros, empresas, bienes y servicios que les interesan a las grandes potencias, pero no para las personas. Las multinacionales que explotan nuestros recursos naturales y a nuestros pueblos, hace mucho que practican este concepto de la “libertad”.
La última legislación europea con respecto a los migrantes, es sólo la legalización y profundización de las viejas prácticas, sólo que ahora con un desparpajo inconcebible usan sus inmensos recursos para salir a la cacería de asiáticos, latinoamericanos y fundamentalmente africanos, que llegan en barcazas abarrotadas huyendo del hambre, las persecuciones políticas y las guerras. Es indigno e indignante, más cuando esas “cultas” potencias prefijaron la matriz económica, social y política de continentes enteros, como África con todas las consecuencias posteriores. Claro que el flujo migratorio funciona para determinados científicos o profesionales que necesitan o jugadores de fútbol o atletas que les hagan ganar medallas olímpicas. Los “negros” que hacen goles o ganan medallas son europeos, los otros son “basura” que hay que perseguir y condenar. Los Berlusconi, los Sarkozy y los mandatarios que siembran prejuicios xenofóbicos y racistas son la peor expresión del futuro del mundo que cualquier hombre bien nacido rechaza.
Las últimas expresiones xenofóbicas de que han sido víctimas latinoamericanos de piel oscura o africanos por parte de europeos que hemos visto por televisión, han sido estimuladas desde el poder mismo, acentuando pautas culturales de intolerancia y discriminación. De todo esto se ha hablado e incluso varios mandatarios latinoamericanos han presentado fuertes protestas; pero se hace necesario reactualizar el tema para hacer retroceder a nivel universal estas legislaciones y las consecuentes manifestaciones.
Parece que Europa ha olvidado su propia historia, cuando traían esclavos a sus colonias latinoamericanas para hacer rentables sus economías o realizar el trabajo sucio o insalubre que ellos no querían realizar. Olvidan fundamentalmente sus propios éxodos cuando huían de las guerras y el hambre que azotaba su continente. Que frágil es la memoria de italianos, españoles, alemanes, franceses, polacos y tantos otros que buscaron en estas tierras abrigo para sus desventuras y lugar para formar sus familias. Las comunidades de estos inmigrantes deberían ser los primeros en reaccionar contra lo que está ocurriendo, pero guardan un extraño silencio. UNO NO ELIGE DONDE NACER, NI EL COLOR DE LA PIEL, por lo que condenar a seres humanos que solo buscan sobrevivir, es una infamia y un crimen de lesa humanidad.
En lugar de ayudar al desarrollo sustentable de todos los países afectados, para que no haga falta migrar, siguen explotándolos o creando inestabilidades políticas vendiendo armas a regímenes genocidas que convienen a sus intereses, dejando que el SIDA, el hambre o la sed sigan con el exterminio de seres humanos que son tratados como animales, cuando los que se han animalizados son ellos.
Esto no quiere decir que en nuestra América no se hallen expresiones de una cultura racista; como decir “bolita” a los bolivianos; “rotos” a los chilenos o cuando mucha gente que se precia de “culta” se refiere al Presidente Evo Morales como “indio de m…”, o el muro de la vergüenza que levanta EE.UU. en la frontera con México; o los peruanos y paraguayos explotados en la Argentina en fábricas clandestinas, por no tener papeles. Si, porque los papeles trazan la funesta línea que permite ser considerado un ser humano o un objeto desechable.
Que a Berlusconi, ese zar de la comunicación y el poder le cancelen los juicios por corrupción mientras sea el primer ministro es normal, perseguir a alguien que no está “legal” es hacer cumplir la ley. Cuanta razón tiene ese dicho: “La justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos”.
Es increíble que a esta altura de la evolución humana, el racismo y la xenofobia sean considerados una opinión diferente y no una aberración humana.
Quienes hemos vivido la situación de tener que migrar sabemos lo difícil y penoso que es dejar nuestra tierra y afectos para ser ilegales en otro país forzados por la disyuntiva de hierro que significan las persecuciones políticas o en otros casos, cuando no se tienen alternativas para sobrevivir.
La realidad es más fuerte que la ley. Espero que a esta altura de la historia, reaccionemos como seres humanos frente a la tragedia de tantos otros que no eligieron donde nacer y que se ven forzados al exilio como única forma de salvar a sus hijos. Hay que crear una política y una economía imbuida de ideales solidarios y superiores, que sirvan como alternativas para olvidar legislaciones represivas que muestran lo peor del ser humano.
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