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Mendoza, Mendoza, Argentina
El Foro "Corriente de Opinión Ciudadana" fue fundado en la ciudad de Mendoza - Argentina en el año 2000- y sus integrantes son: Dr. Roberto Chediack; Dr. Roberto Follari; Prof. Elsa Pizzi; Dra. Esther López; Dr. Jorge Barandica; Cont. Oscar Santarelli; Prof. Olga Ballarini; Lic. Walther Marcolini; Cont. Pedro López; Arq. Ennio Fattiboni; Mag. Pedro Zalazar

jueves, 30 de abril de 2009

FORO “CORRIENTE DE OPINIÓN CIUDADANA”
LAPRIDA 519 – CIUDAD – MENDOZA (5500) – ARGENTINA –
TELÉFONOS: 54 0261 4253840 – 54 0261 155867350
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ARGENTINA EN EL NUEVO MILENIO

Hace tres décadas los argentinos, junto a nuestros hermanos brasileños, bolivianos, chilenos, paraguayos y uruguayos, tuvimos la triste experiencia de convivir en lo que fue uno de los campos de concentración más grandes de la historia de la humanidad. Desde medianos de los setenta todos los países de la región estaban bajo control de dictadores militares que implementaron un terrorismo de Estado que tuvo como objetivo la desarticulación de toda la resistencia política a la implementación de un modelo económico a favor de las grandes concentraciones de capital, fundamentalmente extranjeras, que se constituyeron en nuestros acreedores de por vida, desplazando a grandes sectores de la población de una justa distribución de la renta.

La década de los noventa, marca la reafirmación de la mal llamada “globalización económica”, ya que este logro del neoconservadurismo, es una globalización de la insolaridad, donde un capital de más de un billón de dólares virtuales, de contabilidad, de juego, conmueven a los más importantes países del mundo, pero además la globalización se ha convertido en una fórmula para evitar los compromisos sociales de la democracia.

AÑO 2001 – ARGENTINA Y LA DEUDA:

Más de 11.000 millones de dólares al año es lo que debemos pagar de intereses de una deuda que, el 80% de los argentinos no sabe cómo se contrajo, para que sirvió y sobre todo quién la usufructuó, porque ese 80% cada día que pasa vive en peores condiciones económicas-sociales y ve pisoteada una un otra vez su dignidad, sin que nunca se encuentren los responsables de esta situación, aunque no es tan difícil saber quienes son esos responsables.

¿CÓMO ESTAMOS?

A raíz de lo expuesto precedentemente, es fácil deducir que la sociedad argentina se encuentra en la peor crisis de su historia, no sólo desde el punto de vista económico, sino que además los ciudadanos han sufrido la sustracción de lo más preciado de un país democrático, que es su respeto por los valores sociales, los referentes que dan unidad a un pueblo y consecuentemente sentido de Nación a la sociedad toda.

Se ha logrado con la aculturación globalizada que hoy estemos sumergidos en el más profundo egoísmo, con una carga de descreimiento que hace imposible la conjunción necesaria para que la gran mayoría marche junta hacia un destino común de grandeza.

LA POLÍTICA EN LA ARGENTINA:

Hoy no existe política de Estado, ni siquiera política partidaria y menos política económica, todo ha sido revertido en este nuevo orden. La política fue colonizada por la economía y luego derrotada y el pragmatismo se convirtió en regla. Hoy se habla de índices econométricos, de políticas fiscales y todos aquellos métodos o sistemas que pueden encuestarse para seguir en la intrascendencia de la mediatéz, aplastando de esa manera los principios ideológicos y filosóficos.

Hoy tampoco manda el Presidente, sino el índice de temblor de los mercados, la calificación de riesgo país o si EE.UU., sube o baja las tasas de interés.

La globalización monetarista surge como un plan perfectamente orquestado y llevado a la práctica por los mismos ideólogos que implementaron las dictaduras en América Latina y consecuentemente produjeron el vaciamiento ideológico, ético y republicano de las sociedades del área, pasos previos imprescindibles para instalar el nuevo modelo del neoliberalismo.

Así surge el “pensamiento único”, el numen simbólico creado por los “sacerdotes de la economía”, lo que nos han querido hacer creer que hay una sola vía para sobrevivir en este mundo, un mundo que ha dejado de ser de todos para pasar a ser propiedad privada de las grandes compañías e intereses que digitan el movimiento internacional del comercio y los capitales especulativos.

Pero no sólo este despojo de la dignidad de las grandes mayorías es el resultante de esta aberración social, también nos han despojado de los derechos humanos y el sentido fundamental de considerarnos ciudadanos. Hoy, hemos sido excluidos de un sistema donde reina la más alta concentración económica conocida en la historia del hombre (hoy apenas 225 personas tienen un ingreso equivalente al 48% de la población más pobre a nivel mundial). También sufrimos un proceso de colonización cultural, posibilitando de esta manera que perdiéramos nuestra identidad cultural, que es la que valoriza nuestros usos y costumbres, nuestra historia y manera de ser, la forma de hacer política y nuestro sentido de la ética y moral ciudadana. Todo esto ha sido reemplazado por la cultura de los anti-valores; el todo vale, el descreimiento y la falta de solidaridad. Se hicieron desaparecer los referentes históricos y se entronizaron los falsos ídolos del deporte y la farándula, shopinizando la sociedad con la estupidez mediática, desgarrando el tejido social, aumentando el narcotráfico, el lavado de dinero y la violencia en todas sus manifestaciones.

Y no es el mercado en sí, el causante de toda esta debacle, sino los poderosos grupos de especulación financiera propios de la economía rentística que o manejan y monopolizan, los que han logrado además enfrentar pobres contra pobres y todos contra todos, desvalorizando el trabajo y la actividad productiva y conculcando los derechos sociales y laborales.

Al haber desaparecido el Estado como contralor, el poder ha pasado de la política a los holdings de las grandes empresas, han hecho que desaparecieran el derecho a la educación, la salud, la vivienda, etc., convirtiendo a los antiguos ciudadanos en usuarios, clientes, abonados, el hombre-cosa o potenciales delincuentes.

A esta situación no le faltaron cómplices, políticos, sindicales, e incluso algún sector de la iglesia católica, que colaboraron en estos años negros para que nuevamente se perdiera la República y poco a poco convirtiéramos en una factoría sin futuro ni grandeza.

¿HACIA DÓNDE VAMOS?:

Ante la situación en que estamos sumergidos, crece la idea de formar la “CORRIENTE DE OPINIÓN CIUDADANA”, como un aporte a la vida institucional del país y como una necesidad de sus fundadores, comprometidos con los principios sociales, éticos y morales y el objetivo democrático de ayudar a reconstruir el tejido social de la provincia y el país, hoy vaciado de contenidos humanitarios y dejado en manos de los personeros de la neoglobalización mundial, uno de los mayores estigmas económico-políticos conocidos en la historia del hombre, que sólo produce concentración económica y poder privilegiado para la minoría de siempre, a la vez que deja exclusión, marginalidad y pobreza para las grandes mayorías populares.

Ante este gran desorden, violador de elementales derechos humanos y garantías ciudadanas, que compra numerosos políticos, jueces, banqueros, industriales, dirigentes gremiales, periodistas y todo aquel que pueda ser útil a sus propósitos, oponemos nuestra voluntad e inteligencia, conscientes de no estar sumidos en una utopía irrealizable, porque el hombre a través de toda la historia ha mantenido la concepción universal de construir una sociedad más justa y solidaria y esto se logra con la participación y el compromiso de toda la ciudadanía que ama la paz y se indigna ante la corrupción y la impunidad con que se mueven los cómplices del poder.

El idioma simbólico creado por los “garúes de la economía”, con el cual nos han querido hacer creer que hay un solo camino y una sola oportunidad de surgir en este mundo es una mentira. El slogan “han que vender”, no importa qué, como, ni cuándo, ni a quién, logró que por primera vez en nuestra historia, nuestro país se convirtiera en vendedor ilegal de armas, que aumentara en forma escandalosa el narcotráfico y el lavado de dinero proveniente del mismo. También fuimos despojados de todo nuestro patrimonio provincial y nacional, vendido bajo espurios contratos y licitaciones. ¿Vivimos mejor después de esto? ¡No! Cada vez estamos más endeudados y dependientes de los amos del genocidio social, hemos dejado de ser conciudadanos para convertirnos en competidores y el trabajo ha dejado de ser un factor de la dignidad del ser humano para convertirse, gracias a la desocupación, en el índice de explotación de la clase trabajadora.

No queremos un país donde el 58% del PBI., se lo lleva el 20% de la clase más rica y sólo el 4% el 20% de los más pobres. No queremos el sello de la corrupción estampado en actos o negocios que hacen los gobiernos o los empresarios.

Este Foro está constituido por personas provenientes de distintos sectores sociales, políticos e intelectuales, dispuestos a trabajar con los comunes fundamentos descriptos, para que se abran espacios de debate y encuentros en donde nadie esté condicionado por una cúpula dominante, donde cada mujer y hombre tenga el derecho de usar su propia palabra. Para construir hay que interactuar y para crecer hay que luchar por nuestras ideas y principios, sabiendo que nadie es dueño de la verdad, pero la verdad puede adueñarse de nosotros.

La libertad de los pueblos no se forjó gracias al FMI., y de los grandes imperios que nos precedieron han quedado sólo las huellas de su cultura, religión y organización. Los que traficaban con la gente han quedado sepultados en el polvo de los siglos.

Sabemos contra quiénes luchamos y por ello debemos crear nuevas estrategias que nos devuelvan el corazón del país, la esperanza de la gente y el sentido del futuro, que es totalmente opuesto a los designios que dominan a los mercaderes de la dignidad.

Esto es posible con el esfuerzo compartido, participación, interacción, respeto a todos los derechos humanos y fundamentalmente compromiso con los principios de lograr una sociedad ética, solidaria y más justa para todos, donde el pensamiento y la acción hagan vivir la República nuevamente perdida y la democracia aplastada por los índices de los mercados.

Nuestros objetivos son claros, definir que provincia y que país es el que queremos, pues no se puede intentar un cambio, si primero no hemos establecido la dirección que vamos a tomar, bajo que principios sociales, filosóficos, morales y éticos nos desenvolveremos y cuales serán los medios de acción, análisis, investigación, participación, debate, interacción y construcción, para llevar adelante, mediante una militancia efectiva, un profundo cambio de ideas, pensamientos y cultura que permita mantener la utopía realizable de una sociedad más equitativa para todos, transparente y con pleno respeto por los derechos sociales, políticos, económicos y culturales de todos los ciudadanos.


Mendoza, octubre del 2001.