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jueves, 8 de octubre de 2009

LA VERGÜENZA DE LA POBREZA O LA POBREZA QUE aVERGÜENZA

8 de Octubre de 2009 |13:10
La vergüenza de la pobreza o la pobreza que avergüenza
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gentileza / Fundación Proteger
por Pedro Zalazar y Roberto Chediack (*)
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Hace unos días escribimos un artículo: “Paradojas de un mundo que hay que cambiar” y mencionábamos ahí como se instala cada tanto el tema de la pobreza ante la sociedad, muchas veces con intencionalidad política y no como una preocupación real y casi nunca se habla de la verdadera causalidad, que es la que hay que indagar si realmente se quiere solucionar.

Los otros días escuchábamos al Jefe de Gobierno Mauricio Macri y al Presidente de la Sociedad Rural hablar sobre el tema, sumando así sus voces a la de la iglesia católica. Dijimos ya que la pobreza siempre es un escándalo, ya sea su índice de 10; 20; 30 o 40%. El Papa habla del “escándalo de la pobreza” y lo siguen a coro todos los obispos, pero ninguno menciona con el mismo énfasis el escándalo de la concentración de la riqueza, que son dos polos que se retroalimentan entre sí. Pero si tienen tiempo de recibir y compartir actos privados y públicos con los poderosos de la tierra y el país y con los cuales –banco mediante- han hecho excelentes negocios.

Entendemos que es justo y necesario criticar al gobierno de turno que no trabaja por una justa y equitativa distribución de la riqueza e igualdad de oportunidades para todos, pero con ese mismo rigor deberían denunciar con nombre y apellido a los millonarios que concentran el capital y que son los mismos que salen en medios gráficos y televisión, acompañados por los dignatarios de la iglesia católica, incluidas todas las autoridades de las dictaduras militares.

África, Asia y América Latina padecen este flagelo, mientras cada vez se acentúa la brecha entre países pobres y ricos y entre los sectores de la propia sociedad. Generalmente el subdesarrollo y la pobreza tienen origen en la concentración de riqueza y el despilfarro ajeno o la especulación financiera, o el intercambio comercial asimétrico, entre los que poseen el poder y los que lo padecemos.

Veamos algunos datos para despertar la curiosidad, a nivel mundial y luego en nuestro país. Entre los hombres más ricos del mundo se destacan Bill Gates con 40 mil millones de dólares; Carlos Slim, 35.000 millones y otros del club de los 1.000 más pudientes donde están banqueros, financistas, narcos, traficantes de armas, multinacionales, etc., donde vemos que muchos de ellos en forma individual superan el PBI anual de muchas naciones del mundo: Por ejemplo: Uruguay 31.000 millones; Ghana 31.000 millones o Ruanda 9.000 millones. Europa gasta en cosméticos y perfumes más de 150.000 millones de dólares por año, mientras en el mundo los hambrientos superan ya los 1.000 millones. En la XI reunión de la UNCTAD (Organismo de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) el presidente Lula Da Silva dijo: “Que en la década de los 60’ cuando la UNCTAD fue creada, la renta por cápita de las naciones más pobres era de 212 dólares al año, mientras en los países más ricos pasaba de 11.400 dólares. Cuarenta años después los más pobres andaban por los 267 dólares mientras las naciones más ricas ya estaban en los 32.400 por cápita”.

La crisis de los bancos de ellos ya la estamos pagando nosotros mediante un sistema comercial injusto o con la extracción de más renta que las empresas o bancos de dichos países sacarán de los nuestros o mediante el uso indiscriminado que hacen de nuestros recursos naturales –petróleo; minerales, agua, tierra, etc.- Seguirán llevándose también nuestros científicos, profesionales o técnicos (sangría de cerebros) que nuestros Estados, es decir nuestras sociedades pagamos para formar. Sería interminable dar la lista de “ricos y famosos” de lo que tienen y de lo que ganan muchos artistas; jugadores de fútbol, sobre todo en EE.UU. y Europa o directores técnicos que tienen el precio que el mercado les asigna, donde siempre se habla de millones o de las excentricidades de miembros de las realezas, jeques árabes u hombres de las finanzas, para los cuales no hubo techo en su salvataje financiero, de la crisis que ellos mismos provocaron, sin pensar jamás en los pobres de la tierra, que ya superan los 1.000 millones.

Seamos honestos intelectualmente, para los dueños del poder y la economía, los pobres nunca han sido ni son prioridad o mejor dicho solo para los dobles discursos de tantos que quieren el statu quo para seguir abultando sus ganancias y riquezas, mientras muestran al mundo pomposas vidas en TV., o revistas especializadas, que no las exponen como escandalosas ni perversas, sino como caprichos y con un dejo de admiración por el despilfarro del dinero. Seguramente algunas migas de sus mesas serán para formar fundaciones para los niños pobres, que los muestran como un signo de magnaminidad y “filantropía”, pero que en realidad merecen otros calificativos.

En nuestro país, el 10% más rico gana 35 veces más que el 10% más pobre y el 50% aproximadamente de los niños de nuestro país, nacen en hogares pobres. ¿Cuántas personas en nuestro país y en el mundo viven como menos de un dólar por día?, mientras los más ricos pagan miles de dólares por noche en un hotel.

La pobreza debe ser el eje de un debate social, pues nos incumbe a todos, pero, la mayor responsabilidad le cabe a los que tienen responsabilidades políticas y económicas y religiosas. Redistribuir la riqueza en el mundo y en nuestros países es la primera prioridad política sensata, si queremos recuperar la dignidad; crear ciudadanía; disminuir la violencia e ir a una sociedad con menos perversidad y más humanismo. Nunca debe ser motivo de oportunismo y demagogia política, debe ser la expresión sincera de sentimientos de hombres bien nacidos que quieren un mundo mejor para nuestros niños y donde la estupidez humana deje de ser considerada una virtud.

El día que nuestros jardines maternales, nuestras escuelas, nuestros centros de salud y las mesas de nuestras familias tengan algo del brillo y la opulencia que tienen los bancos y las financieras, ese día será que el hombre habrá comprendido que es mucho más importante resguardar la vida de los seres humanos, que el dinero muchas veces mal habido y entonces podrán hablar con fundamentos de la vergüenza de la pobreza y no que la sociedad deba avergonzarse cuando ellos hablan de pobreza.

Los autores: Pedro Zalazar y Roberto Chediack son miembros del foro Corriente de Opinión Ciudadana.

Link permanente: http://www.mdzol.com/mdz/nota/164675